Un auténtico lío de faldas
Del nicho a la expansión
Por: Roberto Salazar M.
Muchos emprendedores tienen éxito sin estudiar. Cierto.

Pero realmente no son tantos… se notan porque sobrevivieron.

De hecho, la estadística mexicana dice que solo 2 de cada 10 llegan a su segundo año de operación.

El resto desaparece en silencio, sin que nadie los recuerde. Es más, muchos de ellos prefieren no acordarse de esas etapas.

Tampoco es que estudiar sea una garantía a prueba de fuego, pero al menos ayuda a enfrentar los problemas típicos:

Precios mal calculados, mercado insuficiente, segmentos hipercompetidos, posicionamiento débil… el greatest hits del fracaso temprano.

Lo que sí puede acercarse a una garantía es dar con una necesidad no atendida.

Una que exista, que sea real, y que no esté sobreexplotada por cien versiones idénticas.

¿Y qué tienen que ver las faldas en todo esto?

Va la historia.

Una joven emprendedora descubre una oportunidad en un tipo de ropa que no se encontraba fácilmente. Moda asociada a un estilo de vida vinculado con grupos cristianos.

Faldas largas, blusas sin escote, hombros cubiertos… una auténtica contracorriente frente a lo que domina en redes sociales y aparadores de moda rápida.

Así, sin complicarse con nombres en inglés ni conceptos de “marca personal”, lanza un negocio:
Moda para la mujer cristiana.

En poco tiempo pasa de un espacio en el swap meet de Maneadero a un local en una calle comercial del centro.
Y ahí llegó lo inesperado.

Hacerse visible le permitió llegar a una clientela que no esperaba.

Mujeres que buscaban ese estilo de ropa… sin importar si compartían las creencias.

Eso se llama encontrar un nicho. Y luego dejar que el mercado lo expanda.

Claro, los nichos tienen fama de ser geográficamente limitados.

Más cuando están definidos por rasgos psicográficos, como en este caso.

Pero el mundo digital se burla del mapa.
Ahí, la única barrera que queda es el idioma.

No es casualidad que, según el último reporte trimestral de publicidad digital en México (poco más de 600 millones de dólares), el primer lugar lo ocupe la categoría de tiendas en línea.

Con nombres como Temu, Mercado Libre, Palacio de Hierro… y cientos de otros que ya aprendieron a vender sin depender del tráfico peatonal.

Buena parte de las ventas que el comercio local sigue dejando ir, se las están llevando emprendedores que decidieron operar diferente.

Y nada indica que esa tendencia se vaya a revertir.

Por eso, el tema de Comercio Electrónico (Módulo 6) merece un apartado especial en la Maestría en Mercadotecnia Digital.

Para ese punto del programa, los estudiantes ya dominan la producción audiovisual y entienden cómo leer lo que el mercado quiere, no lo que creen que quiere.

Porque mientras unos siguen esperando que el cliente pase por la banqueta,
otros ya aprendieron a vender desde una pantalla.

Soy Roberto Salazar.
Publicista y profesor universitario.

Aquí comparto historias que me ayudan a comprender nuestra interacción en las complejidades del mercado actual, porque mi trabajo es ayudar a personas a lograr más, contando mejor lo que hacen.

Si crees que puedo ayudarte en algo, manda un mensaje o sígueme en la red social de tu preferencia.